La Biblioteca del Alma

Dicen que no buscamos un libro, sino que el libro nos encuentra. En mi caso,  tomé la decisión de ir a buscar información sobre cómo prepararme para acceder a lo que varios maestros espirituales e investigadores, han llamado como la Biblioteca universal del conocimiento, memoria del alma o éter divino. Ese lugar que describen como un espacio dorado, luminoso e  infinito, que va más allá de nuestro entendimiento lógico porque trasciende la visión lineal del tiempo y el espacio como lo comprendemos hoy en día. 

Varias veces se ha despertado en mí la percepción de que esta realidad como la conocemos hoy es falsa, de que vivimos en un holograma de proyecciones de nuestra propia psique. Algo así como vivir dentro de un video juego diseñado por otras realidades más elevadas, y así,  como versiones antiguas de celulares  dejan de funcionar porque no pueden soportar el nuevo software, a veces, si nosotros no nos actualizamos, no podemos soportar tanta carga de energía y en cierta medida dejamos de  funcionar. 

Nada de lo que aparentemente ha inventado el hombre es producto de la nada, es también el reflejo de lo que ya existe en otros tiempos. No se trata de pasado o futuro, se trata de que todo está sucediendo al mismo tiempo, de que somos seres multidimensionales, y que cuando podemos integrar esta información,  accedemos inmediatamente a esa simultaneidad, a esa biblioteca ancestral para hallar la información que solo cada alma necesita para su momento presente. 

Una tarde, caminando por las calles de chapinero en Bogotá, sintiendo la necesidad profunda de encontrar respuestas claras a ese mar de sensaciones abrumadoras e intuiciones que  me hacían sentir que estaba perdiendo la cabeza, entré a una de las librerías esotéricas más conocidas en Colombia, con el ánimo de hallar  un libro confiable que pudiese guiarme y aclararme. 

De pronto me encontré leyendo; ¿Son los sueños, la inspiración, la intuición, los mensajes del inconsciente o incluso las visiones místicas, parte de esos documentos del alma? ¿Cuáles son las claves teóricas y prácticas para entender y usar la sabiduría universal? 

Estas fueron las preguntas clave que me indicaron que el libro que ahora tenía en mis manos, era el indicado para comenzar a trazar una ruta en mi investigación y exploración, para entrar a ese espacio sagrado que al parecer muy pocos han logrado.  

Debo mencionar que a lo largo de la historia, varios personajes han hablado sobre los Registros Akáshicos. Entre ellos se encuentran Rudolf Steiner, padre de la Antroposofía; Helena Blavatsky, fundadora de la Teosofía; y Edgar Cayce, reconocido médium que realizaba lecturas en estado de trance. Cada uno, desde su enfoque, aportó claves sobre este campo de sabiduría.  

En esta misma línea, aunque con un enfoque más cercano, terapéutico y contemporáneo, aparecen Klaus Ducker y Pedro Palaos, autores del libro Registros akasicos, fundamentos y claves para acceder a la memoria del universo. En este libro, ellos traducen esa tradición esotérica a un lenguaje más cotidiano, accesible y directo. 

Explican los conceptos de Tiempo y espacio desde la visión cuántica reciente y cómo podemos alinearnos o entrar en estado de sintonización para que sea más fácil el acceso a esa fuente de información universal que los místicos y esotéricos llaman Akasha. 

Después de leer el libro y tomarme un tiempo pertinente para probar algunos de los ejercicios y técnicas que ellos proponen, hoy puedo contarles sobre mi experiencia. 

Por un lado, desde un punto de vista muy favorable, todos los pensamientos intrusivos que tenía antes de entrar a la librería: confusión, duda, y ansiedad, se disiparon. ¿Por qué? Porque las claves teóricas proporcionadas por Ducker y Palaos iluminaron conscientemente todo lo que ya  venía ocurriendo a nivel inconsciente y sin buscarlo.  

crónica y reseña

Por otro lado, en la actualidad la percepción espacio temporal se está transformado, el nivel de rapidez en la que la mayoría de las personas accedemos a la información es en segundos, y no solo a través de un aparato electrónico. Lo que quiero decir es que también podemos absorber  información desde lo orgánico.

Si comprendemos que somos seres energéticos, también podemos entender que nuestro cuerpo y ser solo puede sintonizar a la frecuencia o información a la que se está vibrando.  Entonces, si el Akasha es un espacio etérico sagrado con una vibración elevada, la única forma a la que se puede acceder es si nuestra frecuencia también es alta. 

Esta es la razón por la cual para los griegos, el autoconocimiento era la base para la sabiduría y para los antiguos sufistas, la llave que te ayudaba a abrir todas las puertas necesarias para la evolución era entregada a quien en verdad se esforzarse en buscarla y esa búsqueda no tenía nada que ver con el exterior. 

Actualmente, la palabra despertar se usa mucho en la doctrina del New Age, sin embargo, creo firmemente que ese despertar tiene que ver con el recordar, el poder acceder a memorias que están encriptadas o dormidas en el propio código genético  y que sólo serán activadas o recordadas si el cuerpo, la mente y el corazón están alineados en elevar su energía. 

En conclusión, mi experiencia con los registros akásicos ha sido un viaje de autodescubrimiento, un transitar cíclico y no lineal. Y lo más importante un recorrido mágico de encuentros y desencuentros cargados de compasión y humanidad. Hoy sé que no hay que ir lejos para acceder a esa Biblioteca Universal. Basta con detenerse, respirar, y escucharse de verdad. Si has llegado hasta aquí, muy seguramente tú también estés listo para recordar lo que tu alma ya sabe.